Psicomagnetismo

MAGNETISMO, HIPNOTISMO Y SUGESTIÓN

”Pero Jesús dijo: «Alguien me tocó, porque me di cuenta de que había salido poder de Mí». Al ver la mujer que ella no había pasado inadvertida, se acercó temblando, y cayendo delante de Él, declaró en presencia de todo el pueblo la razón por la cual lo había tocado, y cómo al instante había sido sanada”. – Lucas 8:46-47

Christ Healing the Mother of Simon Peter, 1839. Óleo sobre lienzo, 117 × 181 cm. Guildhall Art Gallery, Londres, inv. 299.

El magnetismo y el hipnotismo, que muchas veces se presentan como curiosidades accesibles al público o espectáculos de feria, en la tradición hermética adquieren un sentido mucho más profundo. Se los entiende como manifestaciones del poder de la voluntad dinamizada, capaz de irradiar energías que actúan sobre la conciencia y sobre la naturaleza. El magnetismo utiliza las fuerzas fluídicas que emanan del ser humano, mientras que el hipnotismo constituye un estado de transición entre la vigilia y el sueño, donde la mente se vuelve receptiva a influencias internas y externas. Ambas prácticas, lejos de ser simples artificios, se integran a la ciencia esotérica como instrumentos de autotransformación y de acción mágica sobre el microcosmo y el macrocosmo.

Ámbitos de Acción del Magista

El estudio del magnetismo y del hipnotismo permite distinguir tres grandes campos de aplicación. El primero es la acción sobre el hombre, donde se producen estados psíquicos que modifican la percepción, el comportamiento y la disposición vital. Estos fenómenos son provocados por la excitación anormal de ciertos centros impulsivos y se manifiestan en la ruptura temporal entre la voluntad consciente y los impulsos automáticos. El segundo ámbito es la acción sobre la naturaleza, que se ejerce mediante encantamientos, fórmulas y procedimientos rituales destinados a mover las energías sutiles del entorno. Finalmente, el tercer campo surge de la combinación de ambos, es decir, de la unión de la irradiación magnética con el poder de los conjuros. Allí se abre el espacio de la medicina oculta, en la cual el hombre y la naturaleza participan de una misma red de fuerzas y se influencian mutuamente.

La Medicina Hermética y sus Tres Planos

La tradición enseña que el ser humano no es un organismo puramente material, sino un compuesto de cuerpo físico, cuerpo astral y ser psíquico. Cada nivel requiere un método de curación específico, lo que da origen a una medicina triple. En el plano físico actúa la alopatía, la medicina de los contrarios, que combate el malestar con remedios enérgicos y visibles. En el plano astral opera la homeopatía, la medicina de los semejantes, que trabaja con dosis mínimas y vibraciones afines, buscando armonizar el campo vital. En el plano psíquico se encuentra la medicina hermética, que utiliza la sugestión, el magnetismo y el poder de las ideas vitalizadas para modificar directamente las causas invisibles que sostienen la enfermedad. Esta visión reconoce que todo lo que aparece en la materia es la proyección de realidades invisibles, y que la verdadera sanación solo es posible cuando se restituye la armonía en todos los planos del ser.

Hacia la Medicina Oculta

Cuando el magnetismo se combina con la sugestión y los procedimientos rituales, se accede a un nivel superior de práctica: la Medicina Oculta. Esta disciplina no se limita a tratar síntomas aislados, sino que busca actuar de manera simultánea sobre el microcosmo humano y el macrocosmo natural, entendiendo que ambos son reflejos de una misma realidad. Se trata de una síntesis en la que convergen las artes sagradas antiguas y las herramientas modernas de la sugestión, configurando un camino que apunta tanto a la curación integral como al desarrollo espiritual. La Medicina Oculta, más que un método terapéutico, constituye una vía de autocultura, de dominio consciente de la voluntad y de expansión de la conciencia hacia dimensiones superiores.

Obsesiones y remedios

Entre las aplicaciones más delicadas del magnetismo se encuentra la curación de obsesiones producidas por larvas astrales. Estas entidades, formadas por emociones intensas como el miedo, la cólera o los remordimientos, se adhieren al cuerpo astral de una persona y se alimentan de su energía vital. Para enfrentarlas, el magista dispone de dos métodos principales. El primero es la acción indirecta, en la que se reproduce simbólicamente la traba fluídica en un soporte físico y, mediante pases hipnóticos y sugestivos, se altera o destruye su influencia. El segundo método es la acción directa, que pertenece al ámbito de la magia ceremonial y que recurre a círculos protectores, armas rituales y fórmulas consagradas para disolver la larva. Ambos procedimientos buscan restituir al individuo su libertad interior y romper el vínculo que lo ata a entidades parasitarias.

Aplicaciones y beneficios

El magnetismo, el hipnotismo y la sugestión no se reducen a fenómenos experimentales, sino que tienen múltiples aplicaciones en la vida práctica y espiritual. En el plano personal, fortalecen la voluntad, corrigen hábitos y permiten orientar la energía hacia fines constructivos. En el ámbito social, potencian el magnetismo personal y la capacidad de influir sobre otros con presencia y convicción. En lo terapéutico, se emplean para aliviar trastornos de origen psico-nervioso, restaurando la armonía interior y liberando bloqueos emocionales. Y en lo iniciático, constituyen herramientas de expansión de la conciencia, favoreciendo estados de percepción más elevados y acercando al practicante al conocimiento de lo invisible. De esta manera, el magnetismo, el hipnotismo y la sugestión son mucho más que curiosidades: son los cimientos de una ciencia sagrada destinada a unir lo visible con lo invisible.