Sortilegios elementales

LOS CUATRO ELEMENTOS

”Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir”. — Revelaciones 4:6-9

Los conjuros elementales son una manifestación práctica de la magia aplicada a la vida cotidiana, basados en la acción consciente de la voluntad del mago sobre los cuatro elementos universales: fuego, agua, aire y tierra. A través de la imaginación y el conocimiento de las leyes ocultas, estos elementos actúan como instrumentos de transformación en el plano físico, ayudando a materializar deseos, influir en situaciones y armonizar energías tanto internas como externas.
A diferencia de prácticas supersticiosas o improvisadas, el conjuro elemental requiere disciplina, intención pura y conocimiento del principio hermético de correspondencia: “Como es arriba, es abajo”. La eficacia de un conjuro depende en gran medida del operador, su claridad mental y la correcta manipulación de los elementos.

Seres Elementales

Cada elemento está vinculado a seres elementales que operan en el plano astral y facilitan la manifestación de los efectos en el mundo material:
Fuego: Salamandras, responsables del fluido eléctrico astral.
Agua: Ondinas, encargadas del flujo emocional y magnético.
Aire: Silfos o hadas del aire, relacionados con el pensamiento y la comunicación.
Tierra: Gnomos, vinculados a la estabilidad, la materia y la fertilidad.
Estos seres pueden tener influencias positivas o negativas; un mago avanzado sabe cómo dirigirlos de forma ética y consciente, potenciando su efecto en el mundo físico sin generar desequilibrios. Cada ser elemental solo puede operar con su propio elemento y fluido correspondiente, mientras que el mago puede aprender a controlar todos los elementos y sus fluidos, siempre respetando el principio Akáshico, que mantiene el equilibrio universal.

Práctica y Ejemplos

Ejemplo de intervención educativa: Un alumno con dificultad para dominar un hábito negativo puede recibir la influencia de un mago más avanzado sobre el elemento correspondiente al vicio, debilitando su manifestación y facilitando el control personal.
Ejemplo de sanación: Para una enfermedad crónica, la acción repetida de los elementos puede asistir al proceso de curación, usando los fluidos eléctricos y magnéticos del plano astral para complementar tratamientos físicos.

Conexión con el Plano Astral

Todos los efectos del conjuro elemental pasan primero por la zona astral que circunda la Tierra (Malkuth en Cábala). Allí, los elementos y sus seres operan sobre los fluidos astrales para generar causas que se manifiestan en la materia. La correcta manipulación de estos fluidos mediante los sentidos psíquicos y la imaginación permite al mago producir efectos tangibles en el plano físico, respetando siempre la Providencia divina o el principio del Akasha.

Conclusión

Los conjuros elementales no son meras supersticiones: constituyen una herramienta práctica de transformación, autoconocimiento y resolución de problemas cotidianos. Cuando se realizan con intención pura, disciplina y conocimiento, permiten que la voluntad humana, en armonía con los elementos y las leyes universales, genere cambios efectivos y sostenibles en la vida del operador y de quienes lo rodean.