Desarrollo del vitalismo

El magnetismo es una influencia inherente a todos los cuerpos, pero se manifiesta con intensidad particular en el organismo humano. Su naturaleza aún es desconocida, aunque sus efectos sugieren su existencia. Siguiendo teorías físicas, se considera que este agente se origina en ondas producidas por la vibración de los átomos de cada cuerpo, cuya amplitud y frecuencia varían según se trate de un vegetal, mineral, animal o ser humano. En este último, la ondulación magnética alcanza su máximo cuando la salud se encuentra equilibrada.
Esta influencia magnética rodea todo lo vivo y se encuentra presente en la Naturaleza, acompañando cada manifestación de vida y movimiento. Se ha observado en reacciones químicas, en el color, la luz, el sonido y los movimientos de los metales, plantas y animales, que ejercen una acción análoga a la humana. Así, el magnetismo no es exclusivo de los humanos, sino un fenómeno universal que acompaña cada proceso vital.
La ondulación magnética se exterioriza como un movimiento concéntrico sobre la superficie del cuerpo, siendo especialmente activa en los ojos, los dedos, el encéfalo y el aliento. Su intensidad parece proporcional a la energía vibratoria y a la vitalidad del individuo, reflejando la fuerza interna que condiciona su capacidad de influir en otros y en el entorno, estableciendo un puente entre lo físico, lo vital y lo psíquico.