Tarot

EL ARTE DEL NÚMERO Y DEL SÍMBOLO

“Y tuve visiones durante la noche: vi delante de mí a alguien como un hijo de hombre, que venía con las nubes del cielo…”.
— Daniel 7:13

El Tarot es un sistema adivinatorio que utiliza imágenes simbólicas para estimular la percepción intuitiva y la clarividencia del consultante y del adivino. No se trata de un juego, sino de un arte y ciencia combinados, que permite interpretar las predisposiciones y potenciales futuros de manera estructurada y profunda. Su práctica integra intuición, virtuosidad técnica y ritualidad oracular, lo que facilita la evaluación de tendencias individuales y decisiones importantes.

Historia y tradición

Desde su origen en Europa medieval, el Tarot ha servido como herramienta de orientación y predicción, sustentada en códigos simbólicos transmitidos por generaciones de cartománticos. Sus símbolos reflejan arquetipos universales y, conforme a la tradición hermética, su elección durante la consulta está influida por los clichés astrales y la disposición psíquica del consultante. Este sistema asegura coherencia y profundidad en la interpretación.

Funcionamiento

La lectura se basa en la interacción entre consultante, cartas y adivino:
Las cartas se extraen sin que el consultante conozca sus significados, lo que evita predisposiciones y asegura objetividad.
Cada carta tiene un significado primario, amplificado por la interpretación del adivino según códigos tradicionales.
Existen dos niveles de receptividad:
Receptividad psíquica: percepción de hechos inminentes o señales mediante sensaciones o ensueños premonitorios.
Receptividad astral: acceso a imágenes de eventos pasados, presentes y futuros, presentes en registros astrales individuales y colectivos.
La lectura revela simultáneamente la influencia de las disposiciones psicológicas del consultante, la estructura simbólica del Tarot y las circunstancias determinantes de su presente y futuro.

Las imágenes simbólicas

La fuerza del Tarot radica en su capacidad de proyectar y desvelar significados: por una parte, a través de los nombres de las cartas, y por otra, mediante la riqueza simbólica contenida en la representación de cada tema y en los recursos figurativos que lo acompañan.
La práctica adivinatoria del Tarot favorece el desarrollo de la percepción metagnómica, estimulando facultades intuitivas con eficacia particular.
Algunos autores destacan la acción hipnógena de las cartas: el enfoque sobre la superficie coloreada y brillante puede inducir un estado de lucidez y semi-sonambulismo, que facilita la interpretación simbólica.
El código simbólico del Tarot es lo suficientemente definido para orientar la lectura, aunque requiere la imaginación y el juicio del adivino para desplegar todo su potencial.
La elección de cartas se ve influida por clisés astrales: existe simultaneidad entre el gesto de extracción, las disposiciones psicológicas del consultante y las circunstancias de su destino, lo que fundamenta la cartomancia sobre bases claras y coherentes.
Estructura del Tarot:
22 Arcanos Mayores: representan las leyes universales y principios fundamentales.
56 Arcanos Menores: divididos en 4 series de 14 cartas (4 personajes y 10 valores numéricos), reflejando aspectos cotidianos y complejos de la vida del consultante.

Tipos de lecturas

Existen tres tipos de preguntas que se pueden realizar; las generales, las particulares y las especiales. Por un lado, las preguntas que abarcan cuestiones generales consideran un conjunto de elementos ligados por contingencia, esto es, un estado general en el que intervienen diversos factores. Entre estas preguntas está el conocimiento de un sujeto en todos sus aspectos, conocido o desconocido; el destino de una persona, una comunidad, sociedad, empresa, etc. Por otro lado, las preguntas particulares tienen un objeto limitado y consideran una particularidad, o sea, circunstancias bien definidas de tiempo y espacio, como preguntar por la salud de alguien, el desenlace de una enfermedad, la posibilidad de un matrimonio, etc. Finalmente, las preguntas especiales, poco comunes y que requieren información concreta o numérica, como determinar la forma, la presencia o el nombre de un objeto, una distancia o tiempo, siendo estas últimas una de las más complicadas por resolver.

Ejemplos de preguntas:
– ¿Volverá la persona ausente, y cuándo?
– ¿Es bueno comprar una cosa?
– ¿Se pondrán de acuerdo dos personas?
– ¿Será fácil el parto?
– ¿El acusado será absuelto por el tribunal?
– ¿Recibiremos ayuda de un amigo?
– ¿El deseo que sientes por una mujer es compartido por ella?
– De dos amantes, ¿Cuál ama más al otro?
– ¿Qué acontecimientos ocurrirán en el próximo día, mes o año?
– ¿Mi mascota sigue viva y Dónde está?

¿Qué esperar?

Las lecturas adivinatorias ofrecen claridad, orientación y autoconocimiento, combinando interpretación simbólica, percepción intuitiva y análisis de las circunstancias del consultante.
Preguntas permitidas: hasta tres por sesión de una hora, siempre que sean significativas y vinculadas al consultante; preguntas irrelevantes u oracularmente no radicales pueden ser rechazadas (información que providencialmente no debe ser conocida).
Informe escrito opcional: por un monto adicional, se incluyen fotos de la sesión y un reporte detallado, entregado en cinco días hábiles.
Requisitos: nombre completo, fecha de nacimiento y fotografía de los involucrados (no necesaria para consultas presenciales, exceptuando lecturas acerca de otras personas).
Enfoque integral: análisis físico, emocional y mental, ofreciendo comprensión y orientación, sin sustituir la terapia médica.
Resultados: respuestas claras, pronósticos prácticos y guía espiritual para enfrentar la vida con mayor claridad y conciencia.

Esta lectura no busca evadir problemas, sino entenderlos y aprovecharlos para crecer espiritualmente.